Tetragrama
o tetragrámaton sagrado YHVH. Las letras hebreas se llaman
yod-hei-vav-hei. Nótese que el idioma hebreo se escribe de derecha a
izquierda, al contrario del castellano que se escribe de izquierda a
derecha y en el que se trascribe como YHVH (dependiendo de la convención
de transliteración usada).
Hay una creencia común en la cristiandad moderna, de que el nombre de
Dios en el Antiguo Testamento es "Jehová". Hoy en día, el grupo más
influyente en la defensa de esta pronunciación, es el de los "Testigos
de Jehová". Este estudio pretende demostrar que el nombre de "Jehová" no
es, ni nunca fue el nombre de Dios en el Antiguo Testamento, sino que
se dio por accidente y es una pronunciación artificial del nombre
divino. Los que desarrollaron dicha ortografía / pronunciación, lo
hicieron por un malentendido del tetragrama hebreo "YHVH" tal y como
aparece en el texto del Antiguo Testamento. La interpretación de YHVH
como "Yahveh", es mucho más cercana al real nombre hebreo de Dios.
La forma en la que el nombre de Dios llegó a ser escrito y pronunciado
como "Jehová", puede ser detallada con mucha historia y estudio de la
fonética, pero aquí solo dejaremos algunos comentarios para ayudar a
darle sentido a la cuestión.
El tetragrama hebreo YHVH, es la forma en la que el nombre de Dios
aparece en la Biblia hebrea. El idioma hebreo fue un idioma de
consonantes que no poseía vocales. Las vocales fueron pronunciadas, pero
no se escribían, por lo cual fueron transmitidas por vía oral, de
generación en generación. Para nosotros, esto puede parecernos un
sistema difícil y muy extraño, pero no es tan difícil. Así como usted
puede descifrar que: "LS HBRS SCRBRN SN VCLS NTGMNT", quiere decir: "los
hebreos escribieron sin vocales antiguamente", del mismo modo, ellos
podían pronunciar las palabras de una manera fácil sin escribir las
vocales.
Alrededor del año 200 a.C., después de la época del exilio y debido a la
superstición, los judíos ya no pronunciaron más el nombre de Dios, por
temor a que ellos lo tomaran en vano y no le dieran un uso adecuado. En
lugar de pronunciar el tetragrama, decían
Adonay, que es la palabra hebrea que significa
Señor.
Debido a esta superstición, hoy nadie sabe exactamente cómo se
pronunciaba. Esto también aplicó para los masoretas que copiaron las
Escrituras hebreas.
[1] Cuando los
masoretas de los siglos IX al X inventaron un sistema de vocales para
preservar la pronunciación de la Biblia hebrea, ellos también
introdujeron algunas vocales en el tetragrama. Debido a que ellos
tampoco sabían cómo pronunciar exactamente el nombre divino, no
intentaron insertar las vocales correctas en dicho tetragrama. En su
lugar, insertaron las vocales de la palabra hebrea
Adonay, que son los sonidos de la
a corta, la
o larga, y la
a
normal. La inserción de estas vocales no tuvo el propósito de que
fueran pronunciadas, sino que se colocaron para recordar al lector que
cuando llegara al nombre de Dios, debía decir
Adonay en lugar de
intentar pronunciar el nombre divino. Explicado en detalle, sería:
"Yehovah". El cambio de pronunciación de la primera
a, es debido al hecho de que la
yod, la primera letra del tetragrama, es no-gutural, y por lo tanto convierte el sonido
a [shéwa compuesto] a un reducido sonido corto de
e [shéwa simple].
[2]
Más tarde, en los días del Renacimiento, la gente descubrió otra vez las
lenguas antiguas. Las Escrituras hebreas estaban siendo aprendidas y
leídas. Cuando la gente llegó al tetragrama, simplemente lo pronunciaron
con las vocales insertadas, sin darse cuenta de que las vocales no
pertenecían a YHVH, sino que fueron pensadas como indicadores para decir
Adonay. Como resultado, se pronunció el nombre divino como Jehová.
La ortografía en latín "Iehouah", se hizo popular en el idioma español a
través de la traducción completa de la Biblia de Casiodoro de Reina en
1569. Él transcribió el tetragrama en el idioma español con las vocales
de referencia que incluyeron los masoretas. Las letras y los sonidos
españoles "J" y "v", fueron un desarrollo posterior del idioma español,
por lo que la forma de escribirse así como la pronunciación, no
cambiaría a "Jehová" sino hasta mediados del siglo XVIII. Desde ese
momento, muchos de los usuarios del idioma español han pronunciado el
nombre divino como Jehová.
[3] [4]
¿Es posible que podamos pronunciar correctamente el nombre hebreo YHVH?
Debido al hecho de que la tradición vocálica de la pronunciación de YHVH
no se ha conservado, no podemos estar absolutamente seguros de su
pronunciación. Sin embargo, sí podemos aproximarnos con bastante
seguridad. A continuación presentamos un breve análisis del nombre
divino.
YHVH es la forma de la tercera persona del singular, que proviene de la palabra hebrea
hayah, que tiene el significado de "ser". En Éxodo 3:14, cuando Moisés preguntó a Dios por su nombre, Dios dijo que su nombre era
ehyeh. Esta es la forma de la primera persona de
hayah, que significa "yo soy". YHVH es la forma de la tercera persona que quiere decir "él es".
La pronunciación original fue probablemente YaHVeH. Mediante un examen
de los nombres judíos, este parece ser el caso. Muchos de estos nombres
contienen a
yah que es una parte del nombre divino. Cuando se
examinan las vocales que ellos utilizaban para construir sus nombres con
la abreviatura divina asociada, podemos tener una idea de cómo YHVH se
pronunciaba originalmente. Llegamos a esta conclusión al examinar
ciertos nombres como Yehoshuá (trasliterado al español como Josué),
Yehoshafat (trasliterado al español como Josafat), Eliyáh
(trasliterado al español como Elías), e incluso la expresión
Hallel-u-yah {¡Aleluya!} (hallel = alabanza; yah = Yahveh), que
significa ¡Alabad a Yah! como se encuentra en los Salmos 104:35, 150:6,
etc. También tenemos evidencia de que Yahvé es la pronunciación más
probable, al examinar la transliteración al griego del nombre divino
como
Iaoue o
Iabe.
[5]
En conclusión, aunque no es necesariamente malo pronunciar el nombre de
Dios como Jehová, de ninguna manera se puede afirmar que Jehová es el
nombre de Dios que ha sido restaurado para nosotros en estos últimos
tiempos. En el mejor de los casos, Jehová puede ser reclamado como una
forma aceptable de pronunciar el nombre divino en el idioma español
[6],
y en el peor de los casos, podría decirse que es una corrupción
fonética del nombre de Dios. La más probable pronunciación del nombre
divino revelado es Yahvé.
Notas del Traductor
[1] Los masoretas eran judíos que
sucedieron a los soferim (o escribas) en la responsabilidad de hacer
copias fidedignas de las Escrituras Sagradas. El término hebreo
masora significa
tradición.
Designa la compilación de tradiciones rabínicas relativas al texto
bíblico que los masoretas recogieron en los márgenes superior e inferior
de cada página de un manuscrito. El texto masorético es el texto más
usado para hacer traducciones, visto por muchos estudiosos como el más
fiable del Antiguo Testamento. Los masoretas empezaron su trabajo siglos
después de Cristo y lo siguieron hasta el siglo XI, con unas adiciones
hasta el siglo XVI.
[2] En el idioma hebreo, los sonidos vocálicos son llamados
nikudót,
y corresponden a una serie de puntos y rayitas que se colocan debajo,
arriba o dentro de las consonantes, para indicar sonidos y acentos. Las
hay de sonido largo y de sonido corto. Este sistema lo inventaron los
masoretas varios siglos después de Cristo. Un
shéwa es el sonido vocálico (o
nikudót) representado por “ː”, y puede ser simple o compuesto. El
shéwa simple puede sonar como una “e” corta o puede ser silente. Cuando es silente funciona como divisor de sílaba.
[3] Este párrafo en el artículo
original, dice: “La ortografía de "Iehovah" entró en el idioma Inglés a
través de la traducción completa de la Biblia de William Tyndale en
1537. El transcribió el tetragrama en el idioma inglés con las vocales
de referencia que incluyeron los masoretas. La letra y el sonido del
Inglés "J" fue un desarrollo posterior del idioma Inglés, por lo que la
forma de escribirse así como la pronunciación, no cambiaría a "Jehová"
sino hasta finales del siglo XVII. Desde ese momento, muchos de los
usuarios del idioma inglés han pronunciado el nombre divino como
Jehová”.
[4] Casiodoro de Reina, justificó en
su versión el uso del nombre Jehová, al exponer las siguientes razones:
(1) Donde quiera que el nombre se halle en nuestra versión, está también
en el texto hebreo, y nos pareció que no lo podíamos dejar ni mudar en
otros (tales como “Señor” o “Dios”) sin infidelidad y sacrilegio
singular contra la Ley de Dios, en la cual se manda que no se le quite
ni se le añada (Deuteronomio 4:2, Proverbios 30:5). (2) Al trasladarlo
no nos hemos salido de nuestro deber, y al fin, si no se peca en
escribirle e imprimirle en letras hebreas, tampoco debe ser pecado
escribirle en otras lenguas y letras como el español. (3) El sacro
nombre es tomado de la primera propiedad de Dios que es la del ser, lo
cual es suyo propio, y todo lo demás que en el mundo es, lo tiene
mendigado de él. Dios es el que por sí es, sin dependencia de otro. (4)
Por medio del uso de su nombre, Dios quiso ser diferenciado de los
falsos dioses. Por tanto fue una idea del diablo, que con el pretexto de
reverencia se sepultara y pusiera en el olvido en el pueblo de Dios su
santo nombre. (5) El caso del maldiciente o blasfemo del nombre de Dios
(Levítico 24:10-23), nos lleva a comprender que la Ley fue puesta en
contra del que PRONUNCIASE (o declarase) el sacro nombre maldiciéndolo o
blasfemándolo, como blasfemó aquel por cuya ocasión se puso la Ley. No
obstante, los rabinos que vivieron después de la destrucción de
Jerusalén por los babilónicos, tomaron la palabra “pronunciar” (no
entendiendo el intento de la Ley) para sacar esta superstición en el
pueblo: “ser ilícito pronunciar o declarar el santo nombre”, no mirando
que el intento de la Ley era claro por la ocasión del blasfemo, y no
tenía como fin suprimir toda pronunciación del nombre de Dios. Por
tanto, temeraria cosa es dejarlo y superstición temeraria dejarlo con
pretexto de reverencia, como lo hicieron los setenta intérpretes que
fueron los primeros en traducir la Escritura en griego, quienes
trasladaron siempre “Señor” en lugar de Jehová, y suprimieron del todo
el sacro nombre por pretexto a dicha superstición. (6) Dios se dio a
conocer por este nombre a los padres y ellos lo invocaron. Después del
castigo sobre el blasfemo (Levítico 24:23), el nombre fue pronunciado
reverentemente por Moisés, Aarón, Josué, Caleb, Debora, Gedeón, Samuel,
David y por todos los profetas y píos reyes, y finalmente fue dulcísimo
en la boca de todo el pueblo que lo cantó en salmos y alabanzas como
aparece por todo el discurso de la sacra historia. (7) Para quien alegue
que Cristo, y los apóstoles en sus Escritos, siguiendo la tradición de
la septuaginta utilizaron el título de “Señor” en lugar del nombre
sagrado, le respondemos que ellos nunca se encargaron de hacer versiones
bíblicas, ni de corregir las hechas, sino que estuvieron atentos al
mayor y principal negocio que es la anunciación del advenimiento del
Mesías y de su reino glorioso, y fueron fervientes de la común versión
como era la de Los Setenta, porque en ella tenían abasto para su
principal intento. Pero otra obligación tiene quien hace profesión de
trasladar la divina Escritura y darla en su entereza. (8) Acá no estamos
determinados a entrar en discusión con nadie sobre este asunto, ni
queremos constreñir a ninguno para que pronuncie este nombre, pues si la
superstición judía le pareciere mejor, puede pasarlo cuando leyere, o
en lugar de él, pronunciar “Señor” como lo hacen los judíos.
[5] Aunque la forma Yahvéh (con sus
variantes) es la preferida en algunos círculos, no se tiene absoluta
seguridad de que efectivamente sea la pronunciación que utilizaban los
antiguos israelitas, o que además, este hecho obligue a que la
pronunciación en hebreo deba usarse tal cual en otros idiomas.
[6] Las palabras y el idioma tienen
como objetivo y meta primordial comunicar pensamientos, y si esto se
logra, entonces la pronunciación pasa a segundo plano. En el idioma
español, el nombre Jehová ha logrado comunicar la idea del nombre propio
de Dios en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, no parece haber razones
absolutas para que quienes utilicen la forma "Jehová", muy conocida en
español, la abandonen por otras posibles pronunciaciones.
Fuente:
aqui
¡Buscad la verdad y ella os hará libres!
Saludos, bendiciones y paz.
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